El reciente caso Hermosilla ha dejado en evidencia las graves fallas en la integridad de algunos sectores empresariales y jurídicos en Chile. Este escándalo, que involucra a abogados y empresarios de alto perfil, ha expuesto delitos como soborno y lavado de activos, dejando una pregunta urgente: ¿cómo podemos proteger nuestras empresas y relaciones comerciales de caer en situaciones similares?
Con la entrada en vigencia de la nueva Ley 21.595 el 1 de septiembre, las empresas chilenas deben tomar medidas inmediatas para adecuarse a las nuevas exigencias legales. Esta normativa endurece las penas para los infractores, incluyendo a las personas jurídicas. Sin embargo, y de acuerdo a los datos de Admiral Compliance, solo un 5% de las empresas en Chile tienen actualmente programas de compliance. Esto deja a un 95% de las empresas en riesgo de sufrir sanciones severas que van desde multas millonarias hasta la disolución de la empresa.
El caso Hermosilla nos muestra cómo la falta de compliance puede comprometer la integridad de las relaciones comerciales. Las conversaciones filtradas entre Luis Hermosilla y Munir Hazbún revelan la solicitud de ayuda de Hazbún para que su empresa, Syner, se adjudicara una licitación de Enel en 2022. A pesar de los riesgos legales y éticos involucrados, estas gestiones se realizaron sin un sistema de prevención robusto, exponiendo a ambas partes a graves consecuencias.
Los mensajes intercambiados entre Hermosilla y Hazbún revelan un ambiente de corrupción que afecta la transparencia de los procesos de contratación. Sin herramientas de compliance adecuadas, las empresas corren el riesgo de asociarse con proveedores o socios comerciales involucrados en actividades ilícitas, lo que puede llevar a sanciones significativas.
El caso Hermosilla subraya la importancia de implementar sistemas de compliance efectivos que no solo cumplan con la normativa legal, sino que también permitan a las empresas analizar detalladamente a sus proveedores y socios comerciales. Esto incluye la verificación de antecedentes, el monitoreo constante de las actividades de los socios comerciales y la implementación de políticas claras de ética y conducta.
En resumen, el caso Hermosilla es un recordatorio claro de los peligros de ignorar el compliance en las relaciones comerciales. Las empresas deben actuar ahora, implementando programas de compliance que protejan su integridad y aseguren un entorno empresarial más ético y sostenible. ¡El futuro de los negocios en Chile depende de ello! 💼✨